Recibido de María Queina.
pobreza
Pobreza extrema se dispara e ingresos de multimillonarios también
Oct 16 2020
Por Thalif Deen*
NACIONES UNIDAS, oct 2020 (IPS) – El fenomenal aumento de la
pobreza extrema, por primera vez en 20 años, se acompaña en el polo
opuesto de un aumento en los ingresos de los multimillonarios y
súperricos hasta nuevos máximos históricos, en un fenómeno que
profundiza las desigualdades económicas y sociales en el mundo.
La paradoja del alza de la pobreza y la riqueza extremas es
alimentada por la pandemia de covid-19 que ha llevado a millones,
principalmente en Sur en desarrollo, a un estado de pobreza que se
perpetuaría largo tiempo, mientras ha creado nuevos y rápidos
negocios para el club de los milmillonarios.
Cuando las Naciones Unidas conmemoran el Día
Internacional para la Erradicación de la Pobreza, este sábado
17, los ricos se vuelven más ricos y los pobres más pobres, lo que
también puede reflejar la realidad de las desigualdades económicas
generalizadas en todo el mundo.
El Banco Mundial indica en su bianual “Informe sobre pobreza y
prosperidad compartida”, lanzado el 7 de octubre, que la pobreza
extrema aumentará este año, por primera vez en más de dos décadas,
mientras que se espera que el impacto de la propagación del virus
empuje a 115 millones de personas a la pobreza.
La pandemia, que también agrava los conflictos y el cambio
climático, ya ha impuso un retroceso en la reducción de la pobreza,
asegura la institución multilateral con sede en Washington.
Como consecuencia, en 2021, hasta 150 millones de personas podrían
vivir en la pobreza extrema.
En el otro extremo de la escala, los milmillonarios han visto cómo
sus fortunas alcanzaron niveles récord durante la pandemia, y los
principales ejecutivos de tecnología e industria son los que más se
benefician.
La riqueza de los multimillonarios alcanzó un nuevo récord en
medio de la pandemia, principalmente como «un repunte de las
acciones tecnológicas que impulsa la fortuna de la élite mundial»,
según un informe publicado también el 7 de octubre por dos
entidades suizas, el banco UBS y la consultora PwC.
Con base en una serie de estadísticas, el informe afirma que la
riqueza total de los multimillonarios alcanzó los 10,2 billones
(millones de millones) de dólares en julio, en lo que describe como
«un nuevo máximo», en comparación con los 8,9 billones de dólares
de 2017.
El número de multimillonarios en el mundo se estimó en 2189,
frente a 2158 en 2017.
El aumento de las ganancias de los súperrricos provino
principalmente de tres sectores: tecnología, atención médica e
industria, una tendencia acelerada por la pandemia.
El estudio asegura como elemento positivo que el aumento de
multimillonarios ha llevado a una mayor filantropía, con unos 209
multimillonarios comprometiendo en donaciones 7200 millones de
dólares.
Los más ricos del mundo vieron subir su riqueza un 27,5% tan
solo entre abril y julio, cuando alcanzó los 10,2 billones de
dólares.
Pooja Rangaprasad, directora de Políticas, Defensa y
Financiamiento para el Desarrollo de la Sociedad para el Desarrollo
Internacional (SID), con sede en Roma, dijo a IPS que «la
filantropía o la caridad no sustituyen a las soluciones sistémicas»
que deben adoptarse para un mundo menos desigual y más inclusivo,
donde las crisis golpean siempre a los mismos.
Muchos países en desarrollo ya están al borde de una crisis de
deuda, que se ve agravada aún más por un sistema tributario
internacional quebrado que permite a las corporaciones e individuos
ricos pagar poco o ningún impuesto, señaló.
«A menos que se dé prioridad a las soluciones económicas
globales para garantizar que los países en desarrollo tengan el
espacio fiscal para responder a la crisis, las consecuencias serán
devastadoras y millones serán empujados de nuevo a la pobreza
extrema», advirtió.
Los gobiernos deben acordar urgentemente soluciones sistémicas,
como la condonación de deuda, un marco vinculante y multilateral
para la resolución de la crisis de la deuda que aborde el
endeudamiento insostenible e ilegítimo y una convención fiscal de
la ONU para arreglar las lagunas en el sistema fiscal internacional,
argumentó Rangaprasad.
Kunal Sen, director del Instituto Mundial de Investigaciones sobre
Economía del Desarrollo, de la Universidad de las Naciones Unidas
(UNU-WIDER), dijo a IPS que la pandemia empujará a millones de
hogares a la pobreza en todo el Sur en desarrollo.
«El desafío para la comunidad internacional es canalizar
recursos adicionales a través de la Asistencia Oficial para el
Desarrollo (AOD) hacia los países de bajos ingresos, donde se
concentra la pobreza mundial», indicó.
«La ONU puede jugar un papel importante en la movilización de
recursos para financiar los esfuerzos de los estados miembros para
contrarrestar los efectos de la pandemia en los pobres y vulnerables
de sus propios países», planteó Sen, quien también es profesor de
economía del desarrollo en el Instituto de Desarrollo Global de la
Universidad de Manchester, en Reino Unido.
El aumento proyectado de la pobreza ha socavado, además, uno de
los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a que se convirtió
la comunidad internacional dentro de la ONU, que tenía como metas la
erradicación de la pobreza extrema y el hambre para 2030.
Según el Banco Mundial, la «pobreza extrema» la padecen quienes
sobreviven con menos de 1,90 dólares al día. El aumento proyectado
de la pobreza sería el primero desde 1998, cuando la crisis
financiera asiática sacudió la economía mundial.
Antes de que golpeara la pandemia, se esperaba que la tasa de
pobreza extrema cayera al 7,9% en 2020. Pero ahora es probable que
afecte a entre 9,1% y 9,4% de la población mundial este año, según
el Informe Bienal sobre pobreza y prosperidad compartida de la
entidad multilateral.
«La pandemia y la recesión mundial pueden provocar que más de
1,4% de la población mundial caiga en la pobreza extrema», dijo el
presidente del Grupo del Banco Mundial, David Malpass al dar a
conocer el informe.
A su juicio, para revertir este «serio revés», los países
necesitarían prepararse para una economía diferente poscovid,
permitiendo que el capital, el trabajo, las habilidades y la
innovación se movilicen hacia nuevos negocios y sectores.
Malpass ofreció el soporte del Banco Mundial a los países en
desarrollo «mientras trabajan para avanzar hacia una recuperación
sostenible e inclusiva», con subvenciones y préstamos a bajo
interés. Esa asistencia sería hasta por 160 000 millones de dólares
y respaldaría al centenar de países más pobres.
Ben Phillips, autor del libro “Cómo luchar contra la
inequidad”, dijo a IPS que la concentración de la riqueza
entre un puñado de súperricos y la extensión del empobrecimiento a
cientos de millones de personas más no son coincidencias
desconectadas.
A su juicio, esas dos realidades son dos caras de la misma “mala”
moneda.
La covid, argumentó, no ha creado esta desigualdad obscena pero
sí la ha sobrealimentado.
Ante una crisis sistémica y de tales dimensiones, la filantropía
del grupo de la oligarquía de los milmillonarios no pasa de ser
igual a poner una curita en una herida abierta y profunda.
La única forma “no desastrosa” de salir de esta hecatombe de
desigualdad “es un reequilibrio de las economías” para servir a
la gente común, tal como han coincidido en plantear, recordó
Phillips, figuras como el papa Francisco, el secretario general de la
ONU, António Guterres, o la primera ministra de Nueva Zelanda,
Jacinda Ardem.
«Eso es absolutamente factible, de hecho, lo hemos hecho antes,
pero los mercados no pueden autocorregirse y las élites nunca
otorgan una economía justa desde arriba. Solo la presión de la
gente común puede ganar una economía que sea humana y segura»,
insistió el especialista sobre desigualdad.
Dereje Alemayehu, coordinador ejecutivo de la Alianza Global para
la Justicia Fiscal, dijo a IPS que la desigualdad está aumentando
también dentro de los países así como el número de grandes
fortunas, y la situación a su juicio no es casual.
«Las empresas multinacionales y los ricos no pagan su parte de
los impuestos, lo que priva a los países de los ingresos públicos
necesarios para abordar la desigualdad», dijo.
Además, argumentó, la arquitectura financiera internacional
imperante niega a los países en desarrollo su derecho a gravar su
participación en las ganancias globales de las multinacionales. Para
abordar adecuadamente la desigualdad, los gobiernos nacionales deben
introducir avances y sistemas tributarios redistributivos.
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*Corresponsal-jefe de la Oficina de las Naciones Unidas y
Director Regional de IPS Norte America. Ex editor adjunto del Sri
Lanka Daily News, fue redactor editorial senior en The Standard de
Hong Kong. Ex Director de Mercados Militares Extranjeros en
Defense Marketing Services (DMS); Analista Senior de Defensa en
Forecast International; y editor militar de Medio Oriente / África
en Jane’s Information Group.
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Anexo:
¿Está el FMI empujando a los líderes financieros
mundiales a caminar a ciegas hacia una mayor austeridad?
Artículo de Isabel Ortiz, directora del Programa de Justicia
Social Global de la Iniciativa para el Diálogo Político en la
Universidad de Columbia, en Estados Unidos, y de Sir Richard Jolly,
un destacado economista del desarrollo que fue nombrado uno de los
cincuenta pensadores clave a nivel mundial en este campo de la
economía.